La vida es una universidad constante y abierta las 24 horas del día y el
precio de la matrícula, paradójicamente, aumenta con los años. El deambular de
un autónomo por los vericuetos del tejido empresarial y comercial es un
laberinto lleno de sorpresas (por no decir otra cosa…)
Cuando en contadas ocasiones se recibe ‘un regalo’ de algún organismo, institución pública o asociación
subvencionada por todos, una se
pregunta: ¿será verdad?, ¿dónde está el truco?, pero, realmente, ¿cuánto me va
a costar al final?
Caso real: se omiten los
nombres de las asociaciones involucradas.
Pertenezco a una asociación de mujeres empresarias que, en mi opinión y
teniendo en cuenta los escasos medios con los que cuenta, realiza una buena
labor. Desde esta asociación se intenta ayudar con asesoramiento, formación,
etc. a las atrevidas emprendedoras que se meten en este laberinto que menciono
más arriba. Por una cuota muy razonable, los servicios que se ofrecen, en mi
opinión, están bien. Como tal asociación se establecen relaciones con otras
muchas y de aquí nacen propuestas, colaboraciones e iniciativas conjuntas.
Una de estas iniciativas partió de otra asociación y se trataba de crear, gratis el primer año,
video-blogs para algunas de las asociadas en distintas partes de España.
¡Fíjate tú qué suerte que a mí me eligieron para formar parte de este proyecto!
Contenta, aunque escéptica, me uní a tal iniciativa. Pasé los distintos
procesos de selección, esperé pacientemente los siguientes pasos, y unos
cuantos meses después, ¡voilá! recibo un enlace con la prueba de mi video-blog.
Allá que voy armada con el ratón para cliquear en el enlace de mi
lanzamiento al estrellato sideral. Primera impresión: ummmm, no parece tanta
cosa… sigo moviendo el ratón, obediente y certero, y llegó a las banderitas, es
decir, llego a la parte IDIOMAS. ¡Vaya, lo han hecho en cuatro idiomas! ¡Qué
maravilla! Cliqueo en la banderita de los EEUU (¿?!!) y empiezo a leer la
traducción que habían hecho de mis textos y de los menús al inglés. ¡Madre mía!
¿Pero si han utilizado un traductor automático? ¿Pero si lo que se dice aquí es
totalmente incoherente, no está bien traducido, no tiene sentido? ¿Cómo voy a
promocionar yo los servicios de mi agencia de traducción con semejante
presentación? Llamo rauda por teléfono a la oficina que coordina este proyecto
y no hay respuesta (¡qué tonta, si son las diez de la noche!) Envío por lo
tanto un e-mail para pedirles que paren inmediatamente semejante aberración
lingüística y que se pongan en contacto conmigo lo antes posible. A la mañana
siguiente recibo una llamada. La persona que me atiende comprendió
perfectamente la situación y me comentó que tenía que hablar con la Presidenta
de la Asociación en cuestión. - Muy bien - , le digo, - pero por lo que más
quieras, quita este enlace de donde esté y que no aparezca por ningún sitio.
Días después llega la respuesta (tengo copias de todos los e-mails): me
confirman que han utilizado un traductor automático, que todo el video-blog se
ha creado con herramientas gratuitas (y digo yo, ¿y entonces para qué se da una
subvención?) y que como el proyecto ya está cerrado, no se puede hacer nada.
Les explico por teléfono que todo eso está muy bien pero que, sin negar las
buenas intenciones que movían este proyecto, el objetivo que se persigue no
será alcanzable. Me explico: se entiende que las páginas web, video blogs, etc.
son los escaparates virtuales en los cuales mostramos nuestros productos al
espacio para atraer a esos clientes potenciales que navegan por los mares, los
ríos y los cielos del planeta Internet. ¿Cómo se puede poner lo peor en el
escaparate y esperar que nos contraten? Señores, si vendo Manolo’s no puedo hacer una exposición de zapatos viejos, rotos y
sucios para decirles que tengo los mejores zapatos del mundo y, además, caros.
¿Alguien quiere firmar un contrato con una empresa que no se molesta siquiera
en cuidar las palabras que utiliza para comunicar con el mundo exterior? ¿Cuándo vamos a darle importancia a la
palabra escrita y a la dada?
Le he comunicado a esta asociación que me desvinculen por completo de esta
iniciativa. No puedo aparecer ante el mundo con los zapatos rotos y sucios.
Tengo que mostrar en mi escaparate una buena imagen y una vez que el cliente ha
entrado, ofrecerle la mejor calidad posible.
Hay un refrán que dice: ‘a caballo regalado no le mires el diente’ – y yo
añado: siempre y cuando este caballo no me pegue una coz y me deje aturdida
para el resto de mi vida profesional. Por lo tanto, otra frase hecha que suelo
aplicar muy a menudo: ‘lo barato sale caro’.
Agradezco la iniciativa pero si por el mero hecho de ser gratis no se cuida
ni un mínimo la calidad ¡no gracias!
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